BUENOS AIRES.- El Gobierno nacional terminó ayer de adjudicar los espectros de frecuencias de telefonía móvil de cuarta generación (4G/LTE). Para cumplir este proceso, el año pasado la Secretaría de Comunicaciones había llamado a una licitación en la que recibió ofertas por un total de U$S 2.233 millones. El saldo de frecuencias 4G fue otorgado a las empresas Claro, del grupo mexicano América Móvil; por Movistar, controlada por la firma española Telefónica, por Telecom Personal, de Telecom Argentina, y por Arlink.

A fines del año pasado, Telefónica y Movistar ya habían recibido adjudicaciones tras la licitación que impulsó el Gobierno para modernizar el sistema de telecomunicaciones, muy criticado por los usuarios. “La Secretaría de Comunicaciones asignó el espectro restante de la licitación de bandas de 4G. Las empresas Claro, Movistar y Personal recibieron las frecuencias correspondientes a las bandas de 700 MHz, mientras Arlink le fueron adjudicadas las frecuencias para 3G y 4G”, señaló el comunicado del organismo, según Télam.

Las empresas contarán con un plazo de 10 días hábiles para empezar a cumplir las obligaciones establecidas, entre las que se encuentra el pago, señaló el reporte oficial. “Una vez efectuado el pago de la adjudicación, las firmas podrán comenzar a utilizar la porción del espectro adquirido e iniciar el despliegue de infraestructura para brindar el servicio”, aclaró la Secretaría de Comunicaciones.

El proceso comenzó con la licitación y con la subasta de estas bandas del espectro radioeléctro en octubre de 2014, y culmina con la asignación total de las frecuencias involucradas.

Las siglas LTE representan el concepto Long Term Evolution, el estándar de cuarta generación (4G) que comenzó a adoptar la Argentina, y que ya utilizan más de 100 países en el mundo.

Esta tecnología permiten velocidades de conexión hasta 10 veces mayores a las actuales redes 3G. Además, soporta un mayor número de conexiones a la vez. La comparación más habitual es la de una autopista: 4G aumenta varios carriles de transferencia de datos, por lo que permite un tráfico más fluido y con menos “embotellamientos” que las redes 2G y 3G.